20 de agosto de 2007

Nunca me gustaron los lunes

Este fin de semana ha sido movido y no en el buen sentido de la palabra. Un pariente hospitalizado y yo no he ido a verlo. No lo he hecho porque mi estado de animo era irritable, qué digo irritable...IRRITABILIIIISIMO y cuando uno está mal lo ultimo que espera son malas caras. Eso y que la moral la tenía por los suelos. Hoy lunes, como la cosa es más importante de lo que parecía ser, después del trabajo me he acercado al hospital. Me siento mejor ya que la cara de alegría del que estaba ingresado no tenía precio pero si ayer estaba mal, después de la visita al hospital estoy unos 4 metros bajo tierra. Me deprimen los hospitales, me dan ganas de llorar, evito mirar dentro de las habitaciones que han dejado las puertas abiertas por descuido o simplemente para que circule el aire. Y no es que no mire por respeto, lo miro para no deprimirme más de lo que estoy.

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