La verdad es que no quiero que sea feliz si no está a mi lado. Quiero que me eche de menos como yo le echo a él (Él, el de la apuesta de la paella). Nunca había pensado que se podía echar tanto de menos a alguien y todo lo que ese alguien era para mi. Ahora que miro hacia la izquierda y no le veo me doy cuenta de que no he sabido cuidar lo que tenía y he sido una imbécil porqué ahora voy como vaca sin cencerro. Ya no me río nunca, por la calle siempre voy con la mirada al suelo, las ojeras ya forman parte de mi vestuario habitual y raro es el día que no llore. No encuentro el gusto por nada ni por nadie.
Dentro de un mes hará un año que huyó. Sí, huyó sin dar una sola explicación, simplemente no puedo seguir así. Parece que todos estos años juntos han sido lo peor que le ha pasado e intente borrarlo cuanto antes mejor. Yo he dejado el tiempo pasar y casi un año después he dado señales de vida. La respuesta...nada de nada.
En una web he leído que el enamoramiento es un estado de ánimo, un desencadenante de la experiencia amorosa. Dicha experiencia puede ser compartida o no por la otra persona; si esta responde a nuestro deseo amoroso, es la vivencia del éxtasis, la magia. No parece haber barreras para los amantes, como si nada tuviera mayor sentido que ellos mismos. Cuando, por el contrario, no existe una correspondencia, el deseo y la frustración continua generan un estado de tristeza profunda. Toda esa energía que genera el enamoramiento, al no encontrar respuesta, se vuelve contra uno mismo generando autodestrucción. Se pierde la alegría, el deseo de vivir(...) Hay que hacer una despedida interior, vivir el duelo y prepararse para una nueva apertura.(...)
21 de agosto de 2007
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